domingo, 8 de marzo de 2015

9 de Marzo

Muy feliz lunes!!

¿Qué tal os va? Espero que todos hayáis sacado provecho a este fin de semana de tiempo espectacular para la fecha, al menos aquí en el norte, donde la vitamina D la hemos acogido con ganas.

Este fin de semana, además de la llegada del sol a nuestra comunidad, se celebraba el día Internacional de la Mujer. Y mirando un poco alrededor, a mí me da qué pensar, porque enseguida se perciben muchas actitudes en las que debemos seguir intentando avanzar hacia un camino en el que nos vayamos librando de esclavitudes que nosotros mismos creamos, como la que puede generar la belleza en la sociedad en la que nos movemos.
Para dejar una pequeña reflexión sobre ello, hoy os dejo un par de textos al respecto, porque sí, para mí no habrá mejor complemento que una sonrisa de esas que se perciben desde los ojos:

 “La belleza exterior es la parte visible de la belleza interior. Y se manifiesta por la luz que sale de los ojos de cada uno. No importa si la persona está mal vestida, si no obedece a los patrones de lo que consideramos elegante o si ni siquiera se preocupa por impresionar al que está cerca. Los ojos son el espejo del alma y reflejan todo lo que parece estar oculto.


  Pero, además de la capacidad de brillar, los ojos tienen otra cualidad: funcionan como un espejo.  Y reflejan al que lo está admirando. Así, si el alma del que observa está oscura, verá siempre su propia fealdad. Porque, como cualquier espejo, los ojos nos devuelven el reflejo de nuestro propio rostro.  La belleza está presente en todo lo que fue creado. Pero el peligro reside en que, como seres humanos muchas veces, nos dejamos llevar por el juicio ajeno.  Negamos nuestra propia belleza porque los demás no pueden, o no quieren, reconocerla. En vez de aceptarnos como somos, procuramos imitar lo que vemos a nuestro alrededor.  




Procuramos ser como aquel del que todos dicen: «¡Qué guapo!» Poco a poco, nuestra alma se va consumiendo, nuestra voluntad disminuye, y todo el potencial que teníamos para mejorar el mundo deja de existir.  Olvidamos que el mundo es aquello que imaginamos ser.  Dejamos de tener el brillo de la luna y pasamos a ser el charco de agua que la refleja. Al día siguiente, el sol va a evaporar esa agua, y no quedará nada.  Todo porque un día alguien dijo: «Eres feo.» O porque otro comentó: «Ella es guapa.» Con sólo unas palabras, nos robaron toda la confianza que teníamos en nosotros mismos.  Y eso nos convierte en feos. Y nos hace sentir amargura.  En ese momento, encontramos consuelo en eso que llaman «sabiduría»: una serie de ideas preconcebidas por gente que intenta definir el mundo en vez de respetar el misterio de la vida. En ella están las reglas, los reglamentos, las medidas y un equipaje absolutamente innecesario que intenta establecer un patrón de comportamiento.  La falsa sabiduría parece decir: no te preocupes por la belleza, porque es superficial y efímera.




No es verdad. Todos los seres que viven bajo el sol, desde los pájaros hasta las montañas, desde las flores hasta los ríos, reflejan la maravilla de la creación. Lo bello no reside en la igualdad, sino en la diferencia. No podemos imaginar una jirafa sin un cuello largo ni un cactus sin espinas. La irregularidad de los picos de las montañas que nos rodean es lo que las hace imponentes. Si la mano del hombre intentara darles la misma forma a todas, dejarían de inspirar respeto.  Aquello que parece imperfecto es precisamente lo que nos asombra y nos atrae. Una puesta de sol siempre es más bella cuando el cielo está cubierto de nubes irregulares, porque sólo de ese modo se pueden reflejar los infinitos colores de los que están hechos los sueños y los versos del poeta.  Pobres aquellos que piensan: «No soy bello, porque el Amor no ha llamado a mi puerta.» En verdad, el Amor llamó, pero no abrieron porque no estaban preparados para recibirlo.  Intentaban arreglarse, cuando en verdad ya estaban listos.  Intentaban imitar a los demás, cuando el Amor buscaba algo original.  Procuraban reflejar lo que venía de fuera y olvidaron la poderosa luz que venía de dentro.”



“La belleza se lleva en el alma cuando se es feliz.La belleza es la proyección de una mente siempre dispuesta,siempre galante, siempre viva y abierta a la esperanza. La belleza se lleva entre los poros, así como se lleva en los poros el trajín de cada día, el olor de cada trayecto, el cansancio de una jornada de labores. La belleza camina cuando uno sonríe, e incluso cuando uno llora,
 es la consecuencia de un amor extremo, de una disposición innata,
 de una fe que madura con el tiempo, de la fusión del palpitar del corazón con el aliento. 

La belleza no es efímera, ni temporal. La belleza va arraigada en nuestros pies, cada vez que pisamos este mundo y el mundo sabe que somos un milagro con pisadas firmes, y que en todo el universono existe una belleza con mayores detalles y mayores pinceladas
 que la belleza irrepetible e incansable de una lucha permanente por alcanzar nuestros sueños. La belleza es el único sustantivo abstracto incapaz de ser medido, cuantificado, devaluado, es extremadamente desmedido, abrumadoramente detallado. La belleza es tan simple, que a veces se vuelve imperceptible...he ahí su verdadera esencia y su maravilloso legado."



Y bueno, para seguir inmersos en este oasis con sabor a primavera, os dejo a un mago de la música, cuyo nombre a mí me evoca directamente belleza, y que rindió tributo a la estación del año que nos aguarda cerca con esta canción, disfrutad de mi querido Einaudi y feliz semana!



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