domingo, 15 de marzo de 2015

16 de Marzo

Bon dia equipo!

¿Cómo marcha este final de invierno? Aquí en Navarra para que no se nos pase que seguimos en él, incluso aparece la nieve a chafar tus planes del fin de semana! Pero seguimos avanzando hacia una esperada primavera :)
Para mí ha sido una semana un tanto rara, donde la suerte no parece haber acompañado mucho, y sin embargo, he podido disfrutar de varios pequeños toques de atención, de esos que te hacen bajar al suelo y centrarte, y varios de ellos con la misma temática: La discapacidad.
Vaya palabra más peliaguda...Más vale que en los tres años que llevo aprendiendo poco a poco sobre ella, siquiera he aprendido a usarla en una frase que la define bien, y es que "La mayor discapacidad ante la vida es una mala actitud".
Y ejemplos de otra cosa no, pero de esto que os digo, los podréis encontrar cada día en cada esquina.


Así fue el miércoles, cuando tuve oportunidad de asistir a una charla sobre los tratamientos del Síndrome de Down, y pude ver el entusiasmo investigador que todo científico debería admirar, reflejado en un gran médico y catedrático de farmacología, que a pesar de contarnos lo desesperantemente despacio que avanza todo en el mundo de los fármacos, no perdía ni un ápice de su actitud optimista por los progresos de la ciencia, a la que ha entregado y sigue entregando buena parte de su vida. Un gran triunfador sin duda, pero ¿Qué fue lo que sacó su mayor sonrisa en la charla? No fue el hablarnos de sus logros en el campo de la farmacología, sino el poder compartir con nosotros una foto de su hija, afectada por el síndrome, promotora de tantos de sus grandes proyectos.


Más de lo mismo este fin de semana, cuando yo solo pedía un tiempo apacible para poder ir de excursión con un grupo de paralíticos cerebrales, esas personas que siempre tienen cosas que enseñarme, y algo con lo que sorprenderme. Y ahí es cuando mientras tú miras con odio los inoportunos copos cayendo con cada vez más frecuencia y tamaño, te sorprendes al observar como un chaval aplaude feliz ante la idea de ir de excursión a dónde sea que el tiempo permita.


Total que al final, no salió todo como esperábamos y terminamos de excursión en una fábrica que precisamente trabaja ayudando al medio ambiente mediante la integración social. ¿No está mal, no?
Allí estábamos cuando yo bromeaba con uno de los chavales cuando ya nos marchábamos, diciéndole que teníamos que darnos prisa o igual se quedaba allí hasta el lunes y lo ponían a trabajar todo el día. Yo por supuesto diciéndoselo como si aquello fuera algo de lo que había que huir rápido, y mejor volver al calor de casa, y es entonces cuando recibes un segundo toque de atención cuando él, sin dejar de lado su continua sonrisa, te dice: "¡Qué más quisiera yo que poder trabajar en un sitio tan genial como éste!"
Pues sí, resulta que aquí, incluso quienes procuramos abrazar al optimismo no somos más que unos quejicas, y nos queda mucho para aprender a valorar las cosas en su justa medida. Por eso, y por el exceso de quejas emitidas esta semana, para comenzar algo mejor ésta, me uno al reto de este marzo que muchos compartían estos días y os lo propongo para empezar mejor que bien la jornada. No creo que vaya a ser fácil, pero sí que merecerá la pena el intento.


Conclusión: Todo es cuestión de perspectiva ante la vida! Y hay de quien a pesar de no poder
ver igual que tú, puede que vea más sin siquiera necesitar sus ojos. Así que, quienes los conservamos en buenas condiciones, tengamos presente que son para pararnos a observar y aprender de lo que tanta gente más que capacitados para lo importante, esa increíble actitud, tiene para enseñarnos!

P.D: Os dejo un vídeo (Un corto muy corto, merece la pena) que casualmente también llegó a mí esta semana y refleja bastante de lo dicho ;)

Pero para quien prefiera poner algo de música al inicio del lunes, una canción cuyo título resume bien mi sentimiento ante lo que los chavales de Aspace me enseñan: "Apenas se nada de la vida" 







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