domingo, 12 de octubre de 2014

13 de Octubre

Muuuy buenos días de par de lunes!!



Toca emprender una nueva semana, ya dejando atrás una que ha sido bastante de locos en este país, donde, en muy poco tiempo se han dado unos cuantos momentos llenos de incertidumbre y muy dedicados a ese deporte nacional que es la crítica, sin querer pararnos en exceso a pensar en dónde residen en realidad los problemas, que ahora que nos tocan resultan más reales. Del quid de esta cuestión nos habla el texto que hoy os dejo, de la mano del maestro García Márquez "Cómo arreglar el mundo":

Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos.  Pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas. Cierto día, su hijo de siete años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar.  El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lado.
Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiese darle con el objetivo de distraer su atención.  De repente se encontró con una revista, en donde había un mapa con el mundo, justo lo que precisaba. Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciendo: “como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto para que  lo repares sin ayuda de nadie”.
Entonces calculó que al pequeño le llevaría 10 días componer el mapa, pero no fue así.  Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente.  “Papá, papá, ya hice todo, conseguí terminarlo”.
Al principio el padre no creyó en el niño.  Pensó que sería imposible que, a su edad hubiera conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes. Para su sorpresa, el mapa estaba completo.  Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz?  De esta manera, el padre preguntó con asombro a su hijo: Hijo, tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lo lograste?
Papá, respondió el niño; yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre.  Así que di la vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía cómo era.
“cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta a la hoja y vi que había arreglado al mundo”.
Y es que tenemos muchos fallos que arreglar ¿verdad? No obstante, no pienso empezar la semana dejándoos con lo mucho que nos queda por avanzar, sino con las señales que me dicen que algo estamos avanzando! Porque con todo este revuelo epidémico, ¿quién se enteró el viernes de a quién han otorgado el Nobel de la Paz?
Pues ni más ni menos que a la paquistaní Malala y al activista indio Kailash Satyarthi. Un hindú que trabaja porque miles de niños dejen de ser explotados y una chica musulmana de 17 años, que a pesar del ataque sufrido por acallarla, no lo ha hecho en ningún momento y sigue promoviendo la importancia de la educación por encima de cualquier ideología. Una mezcla que deciden premiar desde Noruega para mostrar al mundo que se pueden hacer cosas grandes si trabajamos codo con codo, no mirando con quién sino para qué. 
Para quienes todavía no conozcáis a Malala, os dejo una de las citas ilustradas de Zen Pencils, que brevemente trata de contar parte de su historia retratando en cómic una de sus frases. 

Al resto también os dejo la recomendación de una canción con otra extraña mezcla: Marwan y Nach, uno seguidor del estilo de Silvio o Ismael Serrano y el otro un gran rapero, de esos que muestra que el rap va más allá del concepto que tiene la gente sobre ese tipo de música tan prejuzgado. Yo me quedo con el inicio: "Necesito un país que se arranque la tristeza, gente buena porque sí, corazón en la cabeza" y os deseo a todos que salgáis a por todas con la semana, arrancando la tristeza de todo el personal que veamos necesitado alrededor! 






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