domingo, 21 de febrero de 2016

22 de Febrero

Muy buenos días!

¿Qué tal va vuestro mes de febrero? Confío en que os esté dejando respirar un poquito más que a mí, que el estrés de unos cuantos miles de folios que estudiar y un buen puñado de trabajos cuyos plazos de entrega corren a contrarreloj parece amenazar mi cordura por momentos.
Así que en esta ocasión os dejo las palabras de una buena charla de Jandro, uno de los productores del programa "El Hormiguero", que vienen bien para afrontar los momentos de inoportuno agobio y ver la semana de otro modo:

"El cerebro funciona como una máquina tragaperras, tenemos como unas ruedas con la información de la que disponemos, que van girando y van haciendo combinaciones. De vez en cuando surge la combinación ganadora, el premio, la idea y ahí es donde hay que llegar...
Lo bueno de esas partidas de la tragaperras mental es que cuando acabas la partida no se acaba en realidad, esa partida se va por ahí pero siguen girando las ruedas...
¿Que llevan esas ruedas? ¿Qué metemos ahí? ¡Todo! Lo que ves, lo que lees, lo que hueles...hay que tocar, hay que ver, hay que experimentar cosas nuevas, revivir las viejas, hay que salir: la cultura no es un lujo, sin cultura no puedes hacer más cosas, hay que abrazarse, hay que hacer de todo...¡eso va a las ruedas! Somos como un coche: las ruedas vienen de serie, pero los extras los pones tú, y cuanto más alta sea nuestra base, más alta será nuestra pirámide. Hay que generar estímulos, para ti y para los demás, eso es lo más importante.
 Sólo hay un problema: que las ruedas no giran siempre como queremos, hay algo que hace que se oxiden, que no haya ganas de sacar esa combinación ganadora, y eso es el miedo.
El miedo es el instinto que nos hace sobrevivir pero que no nos deja avanzar.


Básicamente hay 2 miedos: el ridículo y el rechazo. Bien, tengo una buena noticia: el ridículo ¡no existe! ¿El dolor existe? ¡Sí, lo he probado!
Os voy a poner un ejemplo claro: Este soy yo en uno de mis días buenos:


Al acabar el programa yo tengo 30 minutos para llegar al aeropuerto los jueves, en ellos tengo que desmaquillarme, firmar autógrafos, me hago fotos con la gente, cojo el taxi, voy al aeropuerto, cruzo el control, corro por toda la terminal, termino todo sudado, la gente me mira en el avión, viajamos a Valencia, me hago más fotos con la gente, cojo un taxi, llego a casa, agotado, voy al cuarto de baño, enciendo la luz, me miro en el espejo y ¡tenía las orejas verdes! ¡Con las orejas verdes y mi barriga parecía ¡Shrek! Y de repente dije: Qué ridículo he hecho ¡No! Un momento, cuando yo iba corriendo por la terminal con mis orejas verdes yo era feliz, no notaba nada, no me latía el corazón más fuerte, ni me salía ninguna reacción. Entonces cuando teóricamente estaba haciendo el ridículo, ¡no pasaba nada! Y ahora que me acabo de dar cuenta me está entrando la risa, con lo cual puedo asegurar que el ridículo no existe, es una opción personal de cada uno, es subjetivo, tú eliges si lo quieres tener o no, te cuesta lo mismo así que yo he decidido no tenerlo, y vivo más feliz, tranquilo y soy más creativo, cuando se me ocurre algo lo pongo en marcha, me da igual hacer el ridículo o no porque no existe, y como no existe os puedo enseñar la foto siguiente de aquel día:


...Menos mal que no existe! El Elvis cantaba...algún día os explicaré el proceso...
¿Y el rechazo? ¿Existe? Sí, pero es lo normal. No te puedes enfadar, porque al fin y al cabo es lo normal. Venimos programados biológicamente para ser rechazados, lo que pasa es que no os acordáis. Todos los aquí presentes 9 meses antes de nacer fuimos los únicos no rechazados en una carrera...pero lo normal era haber caído ahí, y nos hemos mal acostumbrado, eso es así. En “El Hormiguero” el 90% del trabajo se rechaza, puedo asegurar y probar que los calvos y gordos somos más creativos, porque hemos sido rechazados más veces, si alguna vez dudáis entre contratar a un guapo o a un feo coged al feo, el guapo ya hará anuncios de perfume, pero coged al que sabe, hombre! El rechazo es bueno porque te hace currártelo, si es fácil no tiene gracia, así te esfuerzas más.
Lo más importante es la actitud. Yo me enfrento a muchos problemas todos los días, el Hormiguero es un programa diario y metemos en él 12 horas al día. Yo ahí estoy de coordinador de guiones, tengo todos los días charlas con dirección, realización, producción, con los guionistas, llevo varias secciones externas de las que soy responsable directo y encima tengo mi sección. Yo a mí sección no llego, pero hay 2 formas de encarar esto: una es si yo digo: “sólo me quedan 2 días”, estoy acabado, estoy hundido. Pero si cambiamos ese “sólo” por “aún”, ya está: “Aún me quedan 2 días, ¡me voy a quedar al catering!” Hay que cambiar el sólo por el aún. Sólo implica poco, aún significa suficiente, sólo te mete presión, aún te da tranquilidad.


Es habitual en mi que queden 3 horas parar el directo y mi truco de magia no me salga, si digo “sólo me quedan 3 horas” va a salir mal, y además cuando a mí me sale mal lo ven 3 millones de personas y las redes sociales me machacan.
Si pienso “aún me quedan 3 horas”, aún queda tiempo para enfocarlo de otra forma, ver qué es lo que ha fallado, puedo cambiar cosas, aún llego…
Si digo sólo me quedan 3 horas sigo teniendo el mismo problema, no me sale pero acabo de crearme otro problema: no tengo tiempo. El tiempo no se puede parar, sólo aprovechar. Os aconsejo cambiar vuestro sólo por aún, seguro que seréis más creativos. 



A pesar de ello a veces todo sale mal. Yo de pequeño vi la película BIG de Tom Hanks y me obsesioné con ella. Siempre recurro a esto cuando todo va mal, porque todos hemos hecho algo extraordinario en nuestra vida, todos, ¿por qué no repetirlo? No se trata de poder, sino de saber que puedes. Yo me obsesioné con el piano de esta película y quería tocarlo en los teatros, me puse en contacto con el fabricante, que no acabó de entender mi idea, me arruiné pero lo conseguí y lo tengo aquí, 5 metros, o como dirían en Bilbao: ¡un Casiotone!


Cuando me llegó hubo un pequeño problema que no había previsto, yo no sé tocar el piano, no sé solfeo, soy arrítmico, y como tengo dos hernias discales me han prohibido dar saltitos pero creedme, nunca dejéis que nadie os diga lo que podéis o no podéis hacer...

https://www.youtube.com/watch?v=HQvt1cb92gE



Os invito a todos a que vuestras ruedas sigan girando, sigáis sin ridículo, sin miedo y ¡dando saltitos por la vida!"


No hay comentarios:

Publicar un comentario