¡Ojo que ya nos hemos plantado en octubre! De pronto vas paseando por Pamplona y encuentras al vendedor de castañas, ofreciendo la señal ineludible de que ya hemos dado inicio a la temporada otoñal. Así que ánimo, que esto pasa volando.
El otro día estábamos en clase de oftalmología, cuando nos pusieron una foto de una mujer famosa, para mostrarnos una peculiaridad de sus ojos, y creo que esto de que me guste la música (sea de la época que sea) me ayudó a adivinar pronto que se trataba de los ojos de María Dolores Pradera. Y ¿por qué conocí yo rápido esos ojos? Más que nada, porque tiene una gran canción junto a Sabina, sobre la cual leí un artículo hace poco (por cortesía del blog telodijecantando), que la clase de oftalmo me hizo recordar y querer compartir con vosotros:
Hay
canciones que nos dan un pellizco en el alma, en el centro, ahí donde sentimos lo bueno y lo malo, justo en el lugar
donde tienen su origen nuestras lágrimas y nuestras risas. Y, aunque es cierto
que la mayoría de las veces no lo exteriorizamos, después
de escucharlas algo ha cambiado en nosotros porque nos han hecho pensar en
alguien o en algo que, de otra
forma, no habrían acudido a nuestra mente.
Esto me pasa con esta canción de Joaquín Sabina, “Jugar
por jugar”, cantada por María Dolores
Pradera. Cada vez que la oigo me
detengo en una frase distinta…
“Sugiero
que el más triste de los presos tenga derecho a sábanas de seda”. Porque no elegimos donde nacemos, porque unos
tenemos una buena suerte inmensa y otros la peor, porque a veces se cometen
errores por los que se debe pagar un alto precio… Porque, aunque somos nosotros los que elegimos el rumbo que queremos darle a
nuestras vidas, las circunstancias son determinantes. Que no se nos olvide.
“Bendita
sea la boca que da besos y no traga monedas, y no traga monedas”. Porque no hay nada más
desinteresado que el amor, ese que se escribe con
mayúsculas, ese que siempre está
dispuesto, que no exige, que no conoce lo
que es el rencor… El que resta importancia a
los kilómetros, el que lleva la
sinceridad por bandera, el que siempre espera con infinita paciencia. Por eso, un beso es la firma del contrato más bonito que podamos rubricar.
“Hay
que engañar a la melancolía, para bailar el vals de los recuerdos llorando de
alegría, llorando de alegría”. Porque tenemos que mimar nuestro presente de forma que se transforme en un pasado al que
podamos acudir de vez en cuando para sonreír. Rodéate
de buenas personas, que te aporten y a las que tú tengas algo que dar, con las que llegado el momento te lances a la pista
al son de los mejores momentos compartidos. ¿Oyes, cómo suenan de bien?
“Y
vivir al revés, que bailar es soñar con los pies”. Porque debes soñar y bailar a partes
iguales. Reserva algo de tiempo al día
para dedicárselo a ambas cosas, te mantendrán vivo. Dirige tus pasos al lugar donde marca la brújula que empieza a funcionar
cuando cierras tus ojos, esa dirección
es la correcta. Si, además, lo haces con un poco de compás llegarás más lejos,
seguro que llegarás.
“Hacen
falta cosquillas para serios, pensar despacio para andar deprisa…” Porque la
vida es un cúmulo de contradicciones, porque aquellos a los que les cuesta esbozar una sonrisa son los que más
lo necesitan, párate a escucharle, intenta animarle, hacer reír a alguien es de
los mayores favores que se le puede ofrecer. Y no
corras, todo llega en el momento indicado, precipitarse es tan peligroso
como esperar sentado. El momento es
ahora y el lugar aquí, todo lo demás está fuera de tu alcance.
Y como no, hoy comparto también dicha canción, para desear que con ella comencéis un feliz lunes y como siempre una gran semana!
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