Última semana antes de que nos fundamos febrero! Vamos a ver qué tal se nos da este final del breve mes. Esta vez elijo algo un tanto idílico para variar...porque el otro día conversaba con un amigo sobre ideas muy utópicas, y él decía que las grandes mentes que la Historia nos ha permitido conocer, las verdaderamente grandes mentes, eran todo personas pacíficas.
Y yo, como buena soñadora creo que lleva razón, y que me quedan muchas grandes mentes que conocer por el mundo. El caso es que, esta conversación sacó del baúl de los recuerdos de mi mente cierto texto de uno de los grandes que hacía años que no releía, y me propuse buscarlo para poder compartirlo hoy. Casualidades del destino, tras años sin escucharlo, me levanté ayer, encendí la radio y para mi perplejidad apareció uno de los locutores recitando el texto! Señal de que puede que sí, que deba compartir este mensaje para que hagamos uso de nuestro"derecho al delirio" con Eduardo Galeano:
"¿Qué tal si deliramos por un
ratito?
¿Qué tal si
clavamos los ojos más allá de la infamia
para adivinar otro
mundo posible?
El aire estará limpio de todo
veneno que no provenga
de los miedos humanos y de las
humanas pasiones.
En las calles los automóviles
serán aplastados por los perros,
la gente no será manejada por
el automóvil,
ni será programada por el ordenador,
ni será comprada por el supermercado,
El televisor dejará de ser el
miembro más importante de la familia
y será tratado como la plancha
o el lavarropas.
Se incorporará a los códigos
penales el delito de estupidez
que cometen quienes viven por
tener o por ganar
en vez de vivir por vivir nomás,
como canta el pájaro sin saber
que canta,
y como juega el niño sin saber
que juega.
En ningún país irán presos los
muchachos
que se nieguen a cumplir el
servicio
sino los que quieran cumplirlo.
Nadie vivirá para trabajar,
pero todos trabajaremos para
vivir.
Los economistas no llamarán
nivel de vida al nivel de consumo,
ni llamarán calidad de vida a
la cantidad de cosas.
Los cocineros no creerán que a
las langostas les encanta que las hiervan vivas.
Los historiadores no creerán
que a los países les encanta ser invadidos.
Los políticos no creerán que a
los pobres les encanta comer promesas.
La solemnidad se dejará de
creer que es una virtud,
y nadie tomará en serio a
nadie
La muerte y el dinero perderán
sus mágicos poderes,
y ni por defunción ni por
fortuna
se convertirá el canalla en
virtuoso caballero.
La comida no será una
mercancía,
ni la comunicación un negocio,
porque la comida y la
comunicación son derechos humanos.
Nadie morirá de hambre
porque nadie morirá de indigestión.
Los niños de la calle no
serán tratados como si fueran basura,
porque no habrá niños de la
calle.
Los niños ricos no serán
tratados como si fueran dinero,
porque no habrá niños ricos.
La educación no será el
privilegio de quienes puedan pagarla
La justicia y la libertad,
hermanas siamesas condenadas a vivir separadas,
volverán a juntarse bien
pegaditas espalda contra espalda.
En Argentina las locas de
Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental,
porque ellas se negaron a
olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria.
La santa madre Iglesia
corregirá algunas erratas de las tablas de Moisés
y el sexto mandamiento ordenará festejar
el cuerpo.
La iglesia dictará también
otro mandamiento que se le había olvidado a Dios:
amarás a la naturaleza de la
que formas parte.
Serán reforestados los desiertos del mundo
y los desiertos del alma.
Los desesperados serán
esperados
y los perdidos serán
encontrados,
porque unos se desesperaron de
tanto esperar,
y otros se perdieron por tanto
buscar.
Seremos compatriotas y
contemporáneos de todos los que tengan
voluntad de belleza y voluntad
de justicia,
hayan nacido cuando hayan
nacido,
y hayan vivido donde hayan
vivido,
sin que importen ni un poquito
las fronteras del mapa ni del tiempo.
Seremos imperfectos porque la perfección seguirá siendo
el aburrido privilegio de los
dioses,
pero en este mundo, en este mundo chambón y jodido,
seremos capaces de vivir cada día como si fuera el primero
y cada noche como si fuera la última."
Y ¿para qué sirve tanta utopía? Para esto también tuvo una buena respuesta el amigo Galeano:
Y ¿para qué sirve tanta utopía? Para esto también tuvo una buena respuesta el amigo Galeano:
Así que a fijarnos grandes metas, y asegurarnos de que todo lo bonito no se queda en castillo en el aire y lo convirtamos en realidad, que es la única forma de ir avanzando ¿no? Y por poner algo de banda sonora al avance, hoy un temita lleno de pequeños grandes deseos de otra alma bastante pacifista como es la de vuestro ya conocido Rayden.
Como él dice "ojala fuera verdad!", que disfrutéis mucho de lo que la semana os depare. Besos desde la lluviosa Pamplona!